Novela publicada en 2004. Su autora tenía entonces 25 años y vivía entre Estados Unidos y Nigeria.
Empecé a leer el libro con recelo, pensaba que era una novela sobre costumbres y vivencias étnicas. No es el caso.
La historia gira en torno a una pequeña adolescente que nos narra los hechos, y su familia.
Su padre es un importante hombre de negocios en su comunidad, querido por los que le rodean y que ayuda y mantiene con esplendidez.
Su madre es una mujer sometida por su esposo.
Me ha impactado mucho el personaje del padre: católico acérrimo, influenciado por un sacerdote irlandés (misionero).
Cegado por la religión somete a su familia a maltrato y una vida de sufrimiento.
Por estas circunstancias la joven y su hermano pasan a vivir de una forma completamente distinta con su tía y sus primos.
Con ellos viven la realidad de Nigeria, con penurias, aprietos económicos, injusticias poliíticas; la realidad diaria de los cortes de luz, agua, falta de alimentos,… pero encuentran la amistad, los juegos y el amor.
Es una novela de contrastes, que nos habla de la crueldad y de la alegría de la vida. Que sufres y disfrutas leyendo.