Leyendo el libro de Rafael Chirbes, he recordado mi anécdota de aquel día que nevó en Valencia.
Era el año 56. Debía ser el mes de febrero. Mi madre se puso enferma, no recuerdo si por una gripe, o por sus problemas de vesícula, un cólico, el caso es que se puso enferma. Y vino a cuidarla mi tía Valentina, hermana de mi padre.
Yo debía tener 10 años y mi hermana 5 o así. Como digo, mi tía vino a cuidarnos, y debió coger una gripe tan fuerte que acabó también en la cama, en mi casa. Las dos enfermas, mi madre y mi tía.
Aquel día que nevó mi padre estaba trabajando y recuerdo que vino el médico, don Napoleón, a casa y expidió unas recetas. Vivíamos en Benicalap, y tuve que ir a una farmacia al final de la avenida Burjassot. Pasando el barrio de Tendetes, a la orilla del río, a una farmacia que había. No sé si fui hasta allí porque no encontré el medicamento más cerca o porque solo estaba esa farmacia. Eso no lo recuerdo.
No sé si yo era más mayor que los niños de 10 años de ahora, pero el caso es que llegué a la farmacia. Recuerdo las vías del tranvía tapadas por la nieve. No funcionaba ese día el tranvía.
Recuerdo andar esos dos o tres kilómetros con nieve por las calles y recuerdo también hacer las comidas. En mi casa se guisaba con petróleo. El petróleo era un hornillo con una base cuadrada, con cuatro patas al aire, un pequeño depósito abajo, y del depósito salía una manga de trapo que salía empapada de petróleo. Tú la subías hasta la zona del quemador, abrías una manecita que había en el lateral y encendías una cerilla y se prendía.
Muchas veces aquel trasto no se encendía bien, o hacía como una pequeña explosión. Y yo ahora pienso que tanto mi madre como mi tía debían estar muy malas para no levantarse de la cama ninguna, yo trasteando con el hornillo. Total que el hornillo hizo una explosión y yo me chamusqué el flequillo, las pestañas,… todo socarrado. Creo que nunca más después de aquello volví a manejar aquel artefacto.
Y este es mi recuerdo de aquel año que nevó en Valencia. Parece ser que había habido otra gran nevada en el año 46. Mi madre estaba embarazada de mí y siempre contaba que fueron al cine Tyris en la avenida Jose Antonio de entonces, actualmente Reino de Valencia, y cuando salieron del cine no iban ni coches, ni tranvías, ni autobuses.
Con lo cual estos fueron los dos años relacionados con mi vida y la nieve en Valencia.