Libros para una convalecencia

En 2019 me detectaron un cáncer de pecho y desde primavera hasta entrado diciembre he estado en tratamiento.

Me pilló el diagnóstico leyendo Bajo el volcán, libro que no pude terminar, cosa rara porque suelo terminar todos los libros aunque no me gusten.

Después intenté leer, me dormía, retomaba los audios,…

En septiembre retomé el escuchar libros y busqué libros que me fueran gratos y rápidos de escuchar. Y recurrí a los de siempre.

De Márkaris escuché dos libros:

Próxima estación, Atenas, uno de sus últimos libros, que cuenta un recorrido por Atenas en metro, describiendo estaciones, barrios, cómo eran cuando se instaló el metro, cómo son actualmente.
Y luego otro de su estilo, de asesinatos y misterio, Universidad para asesinos. Este es el clásico de Márkaris. Se suceden una serie de asesinatos en la universidad, y Kostas Jaritos intenta averiguar las razones de los asesinatos, mezclando la trama con imágenes costumbristas, su casa, sus comidas,…

Después escuché dos libros de Andrea Camirelli. Ninguno de los dos es de su inspector Montalbano.

Primero El movimiento del caballo. Como en muchas novelas de Camirelli (y también de Markaris), la historia se desarrolla a partir de un problema en un pueblo: malas contabilidades del grano en un molino, un asunto de faldas, hasta que se resuelve el caso. En este caso se sitúa en un pueblo de Sicilia, en el s. XIX. Un libro entretenido, muy del autor.
Y luego leí un libro completamente distinto. La captura de Macalé narra la historia de un niño en la época de Mussolini. Una sociedad cerrada en la que él es víctima de todos los que le rodean, la conducta de su madre, la conducta de su padre, las conductas sociales, las actividades que le hacen hacer, que él piensa que le convierten en un salvador de la patria pero que realmente lo convierten en un personaje terrible.
Me ha parecido un libro interesante de leer.

El siguiente libro lo descubrí a través de su autora, que me lo recomendó por Twitter. El típico mensaje directo que te llega de la autora porque tú has escrito un tuit con un hashtag. Cristales en el cielo de Manhattan es un libro que tenía buenos comentarios en Twitter pero del que no quise dar mi opinión a la autora cuando lo terminé. Aquí escribo una opinión discreta: si me hubiese decidido a dar mi opinión a la autora le habría dicho que se documentó muy bien para escribir la novela: buscó hechos históricos que pueden ser interesantes en una ficción, desde el naufragio del buque Andrea Doria hasta atentados en la ciudad de Nueva York. Pasando por todos los gánsters, mafias, y clubes de la época; pero la protagonista es demasiado maravillosa, demasiado sexo para mi gusto, demasiado poco creíble… bueno esto es lo que le diría a la autora, pero no se lo voy a decir. Ha sido un libro que no he disfrutado.

Luego leí Yo Julia.
Yo Julia es un libro del mismo estilo de otros de Posteguillo, en el que desarrolla la novela alrededor de la vida de un personaje histórico. Mi marido se ha leído varios, es un autor que le gusta, pero esta era mi primera vez con Posteguillo.
Yo Julia se lee rápido aunque es largo. Está documentado, bien explicadas las dinastías. Me pareció un libro entretenido sin más, un libro actual.

Después leí un libro de Richar Ford, autor del que ya había leído hace un tiempo Canadá, un libro que disfruté muchísimo y que encabeza mi lista de favoritos de 2018.

Entre ellos (Between Them: Remembering My Parents) es la unión de dos relatos escritos con una diferencia de 30 años. En el primero, tras la muerte de su padre, Richard Ford hace un recordatorio en el que narra cómo eran las costumbre de su padre y algunas vivencias. Y en el segundo relato, escrito 30 años después, que son los años que ha sobrevivido su madre a su padre, habla de la relación con su madre, de su vida cotidiana y de cómo termina sus días.
Este libro me llevó a cuando leí Ordesa, de Manuel Vilas. Había oído hablar de él, lo ponían como un superlibro, pero a mí no me gustó tanto.
Encontré un paralelismo entre ambos libros porque en Ordesa el autor habla de su niñez, de sus padres, de la sociedad en la que vivían, y luego cuenta su vida hasta el momento en el que está escribiendo el libro.
Pero sin duda me gusta más el de Richard Ford, porque en Ordesa, a pesar de ser un libro que está muy bien escrito, cercano, que habla de lugares familiares, su pueblo, etcétera, el autor acaba convirtiendo todo en victimismo: Su infancia, su juventud, su trabajo, su vida actual… yo creo que, como dicen algunos, se lo tendría que hacer mirar.

Después leí Sidi de Pérez Reverte. No voy a decir que sea un gran libro, de un gran trabajo, no sé si coincidirá lo que se narra con los hechos reales, pero es un libro que leí a gusto, me gustó y lo escuché de una tirada.

También he leído en esta época Terra Alta, de Cercas. Era el premio Planeta de este año y lo habían casi destripado en la radio y en entrevistas. Toca todos los puntos que puede haber en esta sociedad nuestra a través de la vida de un hombre. Una juventud no bien llevada, la cárcel, problemas familiares, atentados, su matrimonio, un asesinato confuso, un personaje de la guerra civil,… como digo, creo que toca todos los puntos, no se deja ninguno. Se lee rápido, yo diría que un premio Planeta para vender en Navidades, no mucho más.

Después escuché, a trancas y barrancas, Los Romanov, de Simon Sebag Montefiore. Es un libro muy muy documentado, nombres, personajes, describe al detalla la corte alrededor de los zares, de los Romanov. Se me hizo largo. Te van contando sadismo, guerras, hasta que llegas a las últimas épocas de Nicolás II, su vida como zar, el asesinato de su familia,… en esta parte de la novela te acerca más a las cortes europeas, parece que te centras un poco.

Y ahora me he puesto a leer Homo Deus, la segunda parte de Sapiens, de Harari.
Sapiens fue un libro que me gustó, me agarró la primera parte, aunque hablara de cosas que sabes, los Neandertales, los Sapiens. Pero se me hizo pesado cuando entra en la parte del desarrollo del hombre, a partir de la edad moderna, desarrollo económico e industrial,… no sé qué pasará con este.

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